CEÑIDOS VUESTROS LOMOS CON LA VERDAD
Todas las piezas de la Armadura de Dios representan una enseñanza profunda acerca de lo que recibimos en Cristo a través de Su obra completa en la Cruz. Lo fuertes que estemos en cada una de estas enseñanzas determinará qué tan fuertemente estamos aplicando los beneficios de Su Armadura. Puede que cada día te levantes y te “pongas” tu armadura, pero si no recuerdas la enseñanza que una pieza necesita, entonces no podrás disfrutar de sus beneficios.
La primera pieza de la armadura es el CINTO DE LA VERDAD.
CINTO: Faja para ceñir y ajustar la cintura con una sola vuelta y que se sujeta con una hebilla o broche.
CEÑIR: Rodear, ajustar la cintura o cualquier parte del cuerpo.
- Rodear o cercar una cosa con otra.
- Ajustarse a unos límites en lo que se hace o se dice: ceñirse a unas pautas dadas.
- Moderarse o acomodarse a unas limitaciones.
El cinto es la pieza que mantiene a todas las demás piezas en su lugar. Es la cantidad de Verdad que tengas lo que mantendrá tu Armadura en su lugar.
La Verdad es la primer pieza que se menciona porque La Verdad es lo que trajo el cambio a nuestras vidas. Vivíamos en pecado, en oscuridad y cuando vino la luz de Su Verdad a nuestras vidas pudimos recibirle y nuestras vidas cambiaron para siempre. Hemos cambiado a causa de La Verdad.
La primer Verdad que recibimos fue la verdad de que necesitamos un Salvador. Antes no lo pensabas ni lo sentías, pero cuando entró Su luz a esta parte de tu vida, entonces pudiste darte cuenta de tu necesidad de un Salvador. Esta Verdad, entonces, te llevó a la Verdad de que Jesús es ese Salvador que tú necesitabas.
Veamos qué dice Su palabra en Juan 8:32 “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” TLA La palabra clave en este versículo es CONOCERÉIS, LA VERDAD que nos hace libres, esa es la verdad que conocemos.
Así como primero conociste la verdad de que necesitabas un Salvador y después la Verdad de que Jesús es ese Salvador y eso te llevó a otro paso, cada día vas conociendo más y más de la verdad y vas disfrutando de esa libertad que te da conocer la verdad. ¡Parece redundante, pero es la verdad!
Hay áreas de nuestras vidas que están atadas, pero es solo porque no hemos conocido la verdad acerca de ellas. En nuestras vidas hay áreas en las que aún necesitamos conocer la verdad para poder disfrutar de la libertad que Cristo compró para nosotros en la cruz. Entre más verdad conozcamos, más libertad vamos a disfrutar. Necesitamos saturar nuestras áreas que están en la oscuridad con la Verdad de Dios.
¿Cómo podemos identificar estas áreas? Recordemos nuestro taller “Imparables cambiando la narrativa”, Las áreas en las que no hemos conocido la Verdad son aquellas áreas que nos causan temor o ansiedad. Cuando tú te sientes libre, no sientes temor, porque sabes que no hay nada de qué temer.
¿Puedes identificar áreas en tu vida en donde sientes temor o ansiedad? Quiero dejarte una pequeña tarea y en tu diario o libreta enumera alguna de estas áreas.
Para cada una de estas áreas hay una Verdad en La Palabra de Dios que te hará libre una vez que la conozcas, recuerda que tenemos constantemente que cambiar la narrativa.. Cuando platiques con Dios dile que te muestre las verdades que necesites conocer.
¿Por qué es tan importante? ¿Cómo es que La Verdad puede darme libertad en un área de atadura u opresión? Porque para Dios, la Verdad y la Victoria son sinónimos.
ISAÍAS 42:3 “ No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.” RVR1960
MATEO 12:20, “La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria el juicio.” RVR1960
En Mateo 12:20 Jesús está citando Isaías 42:3. Si ponemos bien atención Jesús hace un pequeño cambio – ¿por cuál palabra cambia la palabra verdad acá en Mateo? Por la palabra “victoria.” Para Dios, las palabras Verdad y Victoria son sinónimos. Entre más verdad recibas en tu vida, más victoria podrás experimentar. Recuerda que el enemigo solo puede prosperar en la oscuridad.
En una ocasión una mujer se percató de que dos de sus mejores amigas platicaban de una manera sospechosa y la volteaban a ver constantemente. De inmediato se imaginó lo peor y se sintió muy ofendida. Honestamente a cuentas os ha pasado o nos pasa. Al día siguiente una de sus amigas le llamó por teléfono y le dijo: “Oye, hay un restaurante nuevo que TIENES que conocer, por qué no vamos y así pasamos tiempo juntas.” Con un tono muy ofendido le dijo que no, que tenía muchas cosas que hacer y que no podía salir con ella. Claro que eso era una mentira, ella estaba segura que el día anterior sus amigas la habían estado criticando y por eso decidió no ir con ella a cenar. Su amiga se preocupó y de inmediato le preguntó si todo estaba bien. Claro, que ella no quiso admitir que estaba ofendida y rápidamente le dijo “no, no pasa nada. No tengo nada.” Finalmente, después de mucha insistencia por parte de la amiga, la mujer aceptó ir con ella al nuevo restaurante. ¡Qué sorpresa se llevó al llegar al restaurante y ver el lugar lleno de sus amigos más cercanos! ¡Las amigas le habían planeado una fiesta sorpresa! Ya que habían pasado los aplausos y demás sus amigas se acercaron con ella y le dijeron: “¿Sabes? Cuando estábamos en la iglesia platicando vimos que nos estabas viendo y creímos que ya nos habías sorprendido y que echamos a perder la sorpresa de tu fiesta. ¡De seguro pensaste que te estábamos planeando algo! ¿No es así?” Ella responde: “Oh, sí claro. Lo sospeché todo el tiempo, pero no quería echarles a perder la emoción.”
Esta mujer había pasado varios días molesta, triste, ofendida y enojada con sus amigas porque no sabía la verdad. Una vez que llegó la verdad a su vida ella fue hecha libre y pudo disfrutar de su fiesta. Tal vez este sea un ejemplo muy simple de cómo puede hacernos libres la verdad, sin embargo, es una realidad que seguimos viviendo.
En la vida van a venir circunstancias que nos llenan de angustia y preocupación hasta que Dios trae Su Verdad a nuestras acerca de la situación y podemos ser hechos libres (cuando la creemos). La Verdad, al ceñirla (conocerla, creerla), nos da libertad.
Te mando un fuerte abrazo y bendiciones, Ana Romero
DIA 4
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